El último estudio del Comité Científico de la Investigación Antártica (SCAR) arrojó que el agujero en la capa de ozono lleva 30 años protegiendo a la Antártida del deshielo producido por el cambio climático.
Hace 25 años el mundo tenía en la mira el recién descubierto agujero en la capa de ozono y había reuniones para frenar su expansión. Ahora los científicos revelan cómo este fenómeno ha sido capaz de crear un escudo que amortigua el impacto del calentamiento global en la Antártida.
El agujero ha intensificado la incidencia de los vientos fríos en torno al continente blanco, en especial en los procedentes del polo sur, los llamados vórtex, y los de poniente contribuyendo al mantenimiento de las temperaturas de la zona. Sin embargo, no todas las regiones se han beneficiado, ya que la Antártida Occidental y la costa más oriental de la Península Antártida, han registrado un aumento “leve” de las temperaturas, en especial en los meses de verano.
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