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sábado, 29 de noviembre de 2008

Reducir la deforestación puede agravar el cambio climático, según un estudio de Amigos de la Tierra

En medio de los temores que suscitan los intentos de incluir a los bosques en el comercio de carbono, el próximo lunes 1 de diciembre dará comienzo la 14ª conferencia de Naciones Unidas sobre cambio climático en la ciudad polaca de Poznan. El mecanismo Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación en los Países en Desarrollo (conocido como REDD) está programado para convertirse en parte del acuerdo internacional posterior a 2012.

La Federación Internacional de Amigos de la Tierra advierte de las serias consecuencias que REDD podría tener sobre los pueblos, la biodiversidad y el clima. Tanto la deforestación como la degradación de los bosques son importantes causas del cambio climático, y representan casi el 20% de las emisiones de gases de efecto invernadero todos los años. Acelerar la deforestación pone en peligro a los 60 millones de indígenas y cerca de 1.600 millones de personas que dependen de los bosques y amenaza la diversidad biológica del mundo.

REDD trata de reducir la deforestación, pero no detenerla, permitiendo que continúe la tala y la expansión agrícola en zonas boscosas. Se basa en una definición que contempla las plantaciones de árboles como si fueran bosques, aunque las plantaciones tan sólo almacenen el 20% del carbono que almacenan los bosques naturales intactos. Sin olvidar los graves problemas ambientales, sociales y económicos que provocan las plantaciones de monocultivo de árboles a gran escala.

Aunque la deforestación fue excluida del Protocolo de Kioto por los problemas metodológicos y las preocupaciones por la pérdida de soberanía de los países sobre sus recursos naturales, las grandes sumas de dinero que están siendo consideradas en REDD (decenas de miles de millones de Euros cada año) ha despertado de nuevo el entusiasmo de los inversores.

REDD puede ser financiado a través de la venta de créditos de carbono en los mercados internacionales, por lo general comprados por los países con compromisos de reducción de emisiones, lo que socavaría las metas de reducción actuales y futuras contraídas por los países industrializados, que cumplirían gran parte de sus objetivos de reducción pagando por “compensaciones” de carbono más económicas en los países en desarrollo.

Con este mecanismo se plantea la pregunta de a quién pertenecen los bosques, si es que son propiedad de alguien, y quién tiene derecho a vender los créditos de carbono de los mismos. REDD puede agudizar los conflictos existentes por la posesión de la tierra, perjudicando a pueblos indígenas y comunidades que dependen de los bosques.

Durante la conferencia en Polonia Amigos de la Tierra exigirá que los bosques se mantengan fuera de los mercados de carbono, que las plantaciones estén totalmente excluidas y que se respeten los derechos de la tierra de las comunidades locales. Si los gobiernos se toman en serio la lucha contra el cambio climático, la deforestación debe detenerse de una vez por todas.

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